
Mi primer libro llamado Espejismos. Poesía romántica y corazones rotos
EL COMIENZO
Hace quince años comencé a escribir porque me gustaba hacerlo. Me encontraba en la secundaria, en la adolescencia y fui de esas “niñas raras” debido a que me gustaban los videojuegos en lugar de los zapatos, maquillaje o vestidos (sí, en ese año, a principios del 2000, las mujeres no jugaban videojuegos ni veían anime). Además, me la pasaba leyendo y por ende, escribiendo cualquier tontería: un diario, cartas o los famosos fanfictions.
En la preparatoria comencé a inclinarme por escribir en blogs sobre cualquier cosa que me gustara: manga, música y, por supuesto, fanfictions. La verdad es que este género de escritura en el que podía crear una historia propia en el mundo de otra historia ya establecida, como Inuyasha, Shaman King o BeyBlade (que fueron los fanfictions de anime que más escribí), hicieron que llenara libretas escolares por montón: tres, cinco, ocho libretas a mano y a lápiz (sí, no utilizaba pluma), donde relataba mis aventuras con el personaje que más me gustaba de la serie. Me inventaba nombres, escenas y situaciones románticas sin perder la esencia de la historia original.
Después de eso, comencé a escribir mis propias historias como si las viera en una pantalla, como si fueran un anime o un manga, con personajes propios, historias originales y mundos inexplorados. Peor no fue hasta que entré a la universidad que comencé a escribir de manera constante junto con un amigo. Él me enseñó muchas cosas, con él exploré diferentes géneros y la aventura de escribir una novela compartida, el escribía un capítulo y yo el otro.
Al salir de la escuela seguí con la escritura, pero no encontraba un género que me gustara, un estilo propio o algo que me atrajera hasta que conocí a mi autora favorita: Cecelia Ahern, quien con su estilo de escribir, sus historias entre mágicas y reales, emotivas y cargadas de sentimientos, empezaron a dejar huella en mí como persona (ya que las situaciones de los personajes se asemejaban a mi vida o lograba conectar con los sentimientos de ellos) y por supuesto, una huella en mi forma de escribir. Gracias a ella empecé un proyecto que he postergado durante mucho tiempo, una serie de cuentos llamado “4 estaciones.”
No paraba de escribir, pero sólo lo hacía para mí, sin que nadie me leyera, sin salir al mundo, sin la constancia, sin la entrega, sin el trabajo o la dedicación. Era como un hobbie que me apasionaba mucho, pero sin llegar a más por el miedo a la crítica, por la falta de confianza, por el miedo al qué dirán, por la idea de que nadie me leerá o que a nadie le gustarían mis escritos. Tenía una infinidad de miedos: esto es una basura, quién leerá esto, ¿y si alguien ya escribió lo mismo?, no soy buena escribiendo, ¿que pasaría si no soy buena o critican algo que me apasiona tanto? , nunca llegaré a ser como los grandes escritores, en México nadie lee o nadie escribe…bueno, miles de pensamientos que no me dejaban avanzar hasta que encontré una escuela que me cambió la vida (además de ir a terapia, pero ese es otro tema).
En esta escuela el profesor vio en mí el potencial de escritora y me ayudó mucho, junto con otros maestros y compañeros, a crecer, a salir del “closet”, a mostrar mis escritos y a perder poco a poco el miedo (confieso que el miedo jamás se quita). Fue difícil, sí; incluso dejé de ir por un tiempo, pero superando ese terror y creyendo en mí y en mi potencial, empecé a salir adelante, a escribir más y generar un hábito de escritura. Empecé a tomar más clases, incluso a trabajar en un lugar que me pedían 20 artículos semanales, trabajo que me ayudó a escribir diario sin importar el tema o la cantidad, sólo a escribir, escribir y escribir. En esa escuela aprendí sobre el mundo editorial, sobre la comunicación y sobre acercarse a personas del mundo que te brindan la ayuda necesaria para salir adelante, para crecer y para ser un mejor escritor.
Durante el tiempo que estuve en la escuela conocí mi camino, entendí lo que quería hacer de mi vida (ocho años después de salir de la universidad y 12 desde que, según yo, decidí la carrera universitaria que más me gustaba), comprendí el camino que debía seguir para hacer lo que más me gustaba en el mundo: escribir. En la escuela supe que yo quería vivir de mis escritos, que deseaba seguir escribiendo por amor, por pasión, y si no era tan complicado, publicar mis libros, que las personas leyeran mis sentimientos, mi imaginación, un poco de mí. Que al leerme ellos se conectaran con los personajes, con las situaciones o empatizaran con la historia así como tantas veces lo hice y hago al leer los libros de Cecelia Ahern. Quería dejar en los lectores un poco de mí y que crecieran con ello. Fue cuando decidí que lo mío eran las letras y el mundo editorial.
EL NACIMIENTO DE ESPEJISMOS
Hace un par de años, comencé a escribir en una página de Facebook donde ponían frases y pensamientos. La mayoría de las que yo aportaba eran de desamor y corazones rotos; la verdad era porque en ese momento me sentía así ya que mi corazón se sentía destrozado debido a una persona, a una falsa ilusión. Además de que me ayudó mucho sacar mis emociones mediante las letras, las personas se identificaban con el sentimiento y compartían sus historias de desamor. Escribir este tipo de frases me hicieron ver que no estaba sola y que muchas personas sentían lo mismo que yo o habían padecido lo mismo. Compartir esas emociones fue algo que me llenó mucho, ya que ese era uno de mis objetivos en la escritura, que las personas se identificaran con los sentimientos.
Años después conocí a otra persona de la que me enamoré sin medida y amé como nunca, otra persona que me inspiró a escribir este tipo de pensamientos y poesía ya que, con el corazón alegre por amarlo o destrozado por no ser correspondido, las palabras comenzaron a fluir como agua, como una tormenta o un río caudaloso. No podía detenerlas, con el corazón sangrando utilizaba la tinta y escribía frase o poesía, una tras otra sin parar.
Al ver todos esos pensamientos me pregunté ¿qué voy a hacer con tantas frases? Empecé a subirlas a las redes sociales, a anotarlas por ahí esperando a que alguien las leyera y mientras más poesía escribía, la idea de hacer un libro se me hacía más prometedor, más loco y más emociónate. Me puse una meta: tener 200 poemas, frases o cuentos y así llegué a escribir unas 180 frases, ya que las otras 20 fueron escogidas y corregidas del amor anterior.
En total, en un mes y medio, tuve 200 pensamientos listos para ser difundidos por el mundo. Tuve miedo, no sabía por dónde empezar. El hecho de publicar un libro se me hacía imposible y rotundamente demente. Comencé contactando con la editora que conocí en la escuela de escritura, quien me hizo la observación de separar cuentos con poesía o frases, por lo que tuve que redactar unas diez frases más. No me costó problema alguno, no porque fuera una experta, sino porque en ese momento tenía el corazón muy lastimado debido a la falta de respuesta ante mi confesión de amor. Después le pedí a mi maestra de ortografía y redacción para que los revisara y cuando éstos ya estuvieron revisados, completos y ordenados; me fui a Indautor para registrar la obra. Tuve más dudas que ganas, más miedo que nervios, pero con la ayuda de la editora y mi amigo escritor, Eliu, salí de las oficinas con el documento que rectificaba que el contenido de Espejismos era mío y nadie me lo podía quitar.
Las dos semanas siguientes terminé de hacer las ilustraciones. Decidí que quería hacerlas yo porque así tendrían mi marca personal, mi estilo y lo que deseaba transmitir y con la ayuda de otro amigo, José Luis, quien coloreó la portada, regresé a Indautor ahora para registrar los dibujos. Poco a poco Espejismos empezaba a tener forma.
El problema era, como en muchas ocasiones, el dinero. Actualmente Espejismos está en preventa a $180 pesos mexicanos. Esto con el fin de recaudar los fondos que necesito para su publicación y para darme a conocer. Espejismos es un sueño que poco a poco se está cumpliendo, paso a paso, sin saber que llegaría a este momento. Hace 15 años no creí que algo así se pudiera llevar a cabo, mejor dicho, no creí que yo pudiera llegar a hacerlo debido a mi falta de confianza y autoestima, a la falta de creer en que puedo hacerlo, en cumplir ese sueño y en hacer lo que más amo que es, escribir.
Fecha de salida aún no tengo, pero espero y deseo que salga para mayo. Si deseas que este sueño sea un hecho o te gusta lo que escribo y quieres conocer más, te invito a hacer la preventa. Con ella obtendrás un separador con una de mis frases e ilustraciones, además de que el libro será dedicado a la persona que desees o a ti misma. Nos estaremos viendo en la presentación del libro con todos los nervios del mundo.

