
Mi viaje por Japón: Inspiración: Las calles japonesas
Algo que disfruto mucho es caminar, recorrer y conocer nuevas calles en el lugar en el que vivo. Disfruto mucho de las nuevas casas, tiendas, parques o restaurantes que veo a mi paso. Si la calle es empedrada, mucho mejor; pero si la calle se encuentra en Japón, la experiencia no tiene comparación.
Las calles japonesas

Es una realidad que recorrer los caminos japoneses tienen cierto encanto que me atraen una y otra vez. Tal vez es por eso que decido una y otra vez regresar al mismo país. (Con esa es mi tercera vez. Sí, me encuentro viviendo en Japón en este momento).
No estoy hablando de aquellos senderos de tierra, llenos de naturaleza o magia que podemos encontrar en mucho lugares. Me refiero a los de asfalto, donde transitan los coches, las personas y las bicicletas (porque en Japón es muy común verlas por todos lados).
Puede que una calle llena de casas no sea atractivo para nadie, pero a mí me enamora la manera en que están hechas. Las avenidas grandes son como cualquier otra, pero Japón tiene tantas calles reducidas, callejones y pasadizos casi secretos que invitan a caminar por ellas las veces que sean necesarias hasta que te aprendas cada detalle de lo que existe alrededor.


Disfruto mucho de caminar por este tipo de caminos. Pequeños y sin sentido alguno, en el que puedo encontrar detalles como una lampara o un buzón decorativo. Las bicicletas apiladas sin ninguna protección y sin la preocupación de que alguien pueda robarlas. Los paragüeros llenos de sombrillas transparentes y sin doblar. Gatos corriendo por todos lados, coches pequeños como de juguete estacionados perfectamente y hasta algún pequeño templo que adorna el camino del paseante.
De lo pequeño nace algo enorme
Estas calles son tan pequeñas que no tienen banqueta, por lo que es diferente y extraño caminar por ellas cuando no estás acostumbrado, una de las tantas bellezas que ofrecen las calles japonesas.
Y en mi momento preferido del día, el atardecer, este tipo de calles y caminar por ellas, adquiere matices mágicos, casi sobrenaturales. Brinda cierta clase de paz respirar el olor del ocaso (algo así como la frescura del ambiente antes del anochecer); observar el paisaje, perderte entre las calles para descubrir secretos como un parque o las vías del tren; un restaurante típico o una tienda de pescado. Incluso alguna casa construida de manera diferente a la que estás habituado a ver, edificios cuadrados y con sus apartamentos tan pegados y pequeños que hasta claustrofobia dan.

Todo ese recorrido me brinda cierta satisfacción que me es difícil de explicar. Llena mi cuerpo como el aire mis pulmones y recorrerlas a pie, en silencio y con música en lo audífonos; es como una dosis de esa medicina para el alma que a veces creo que no existe, pero que ahí está, frente a mí, cada vez que camino por las calles de Japón.
Las calles en los mercados al aire libre

Los caminos de asfalto no son los únicos que poseen cierta magia, también los de zonas comerciales, lugares que, por cierto, abundan mucho en el país.
Estos sitios son como mercados o centros comerciales al aire libre en el que puedes encontrar restaurantes, pequeños almacenes de comida o ropa y por supuesto un diseño increíble de sus calles.
Normalmente este tipo de lugares se reconocen porque el asfalto cambia a un piso decorado con ladrillos, coladeras con dibujos detallados y bancas divertidas.


También no es raro ver dibujos graciosos, bonitos o extraños como los que Japón siempre, siempre ofrece; por lo que caminar por ese tipo de calles especiales hace que la visita al país sea placentera y diferente. En México no encuentras calles así, o muy poca y creo que esa es una de las diferencias con mi país. La verdad es que lo disfruto mucho.
Lo desconocido me llena de inspiración

Puede que las calles sean mágicas debido a que no estoy habituada a recorrerlas o porque son desconocidas para mí y por eso se me hacen maravillosas y llenas de secretos. Tal vez recorrer caminos que no conozco hace que disfrute de los paseos y vea en ellos algo más (no sólo en Japón, sino en mi país también). Pero al ser una persona sensible y que encuentra en este tipo de acciones pequeñas el romanticismo del mundo y de las emociones, despierta dentro de mi la inspiración que luego se queda dormida.

Puede que no sea necesario viajar del otro lado del mundo sólo para buscar inspiración, pero no por nada he regresado tres veces al país.
Las calles japonesas y su alrededor tiene algo que me llena profundamente, me sana y me inspira no sólo a escribir, sino también, a sanar.


2 Comentarios
RICHI
Que hermoso se ve todo, nunca imaginé un mercado al aire libre así de pequeño y hermoso.
Rosee
Ese tipo de calles las ves en muchos lugares de Japón. Son un espacio mágico entre tanto alboroto citadino.