
Inspiración: La lluvia
Mi estación favorita es el otoño, mi clima ideal es el frío; pero la lluvia es algo que disfruto con mucho cariño. Sé que puede llegar a ser muy molesta. El tráfico, el transporte lento, las inundaciones y enfermarte porque te mojaste una tarde de tormenta.
Pero a pesar de todo eso y que a veces me molesto por estas circunstancias; ver llover, escucharla, mojarme con ella, olerla, sentirla; ver el sol que se cuela entre las nubes grises; la claridad del día cuando deja de llover y el cielo se despeja; el ambiente fresco y las gotas de lluvia que se pegan al cristal o los charcos en el suelo que recrean océanos pequeños; es para mi una especie de magia. Algo creado por un Dios.
El placer de la lluvia
Es el primer cuento que escribí con el estilo que me gusta. Antes sólo creaba historias cortas o fan fictions de mis series favoritas. Esta historia la escribí después de que terminé de leer “Si pudieras verme ahora” de Cecelia Ahern. Se podría decir que quedé tan fascinada de la historia, de la forma en que la narraba y del misticismo de los personajes, que quise hacer algo similar. Fue cuando cree “El placer de la lluvia”
Mentiría si dijera que el personaje principal no se parece a mi fascinación por la lluvia (y por algunos aspectos de mi vida). Es un cuento de realismo mágico que amé escribir y que forma parte de Las 4 estaciones; libro que sigo escribiendo y que consta de dos cuentos por estación del año.
También, es mi favorito. No sólo porque detallo a la perfección mi amor por la lluvia; describo con sutileza el cariño que la chica tiene por las nubes grises, por el pavimento mojado y por la magia que los días de lluvia le otorgan. Es un cuento cargado de todo lo que siento por la lluvia; lo que me provoca y el motivo por el que me gusta tanto.
La lluvia es un arte
Por sí sola, la lluvia es poesía. Su sonido, su fragancia, la frescura y el óleo que deja a su paso cuando ya pasó la tormenta o cuando está el pleno diluvio.
Pero además de todo, mientras llueve, genero un sentimiento de nostalgia, de dulzura; como de añoranza que hace que escriba, que lea; que disfrute de la paz que genera el sonido de sus gotas al caer. Me trae mucha paz y me inspira a crear algunos poemas, haikus o a leer algo tranquilo, bello y poético. Incluso tengo por ahí una playlist de “raining jazz” perfecta para ese estado pasivo, casi mágico, que ofrece la lluvia aunque esté dentro o fuera en la calle.
Antes amaba mojarme, brincar en los charcos y correr bajo una tormenta; pero ya no puedo. Al siguiente día ya tengo gripa o fiebre. Pero si pudiera, lo seguiría haciendo. Es un placer distinto al mojarte mientras me baño o en la playa. Es caminar entre árboles y sentir las gotas frías en mi piel.
La lluvia para mí es magia. No importa el caos que realiza y lo dañina que puede llegar a ser. Sigue siendo un producto de los Dioses. O ese es mi sentimiento.

