Leer de noche
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Inspiración: Leer de noche

No cabe duda que una de las prácticas que más me apasionan y donde me puedo perder por horas, es en la lectura. Puedo leer durante el día, en el transporte —tuve que obligarme a hacerlo porque antes me mareaba —o cuando espero en algún lugar. En el sillón, en mi cama o en mi sala de lectura; pero la noche tiene algo que me incita a leer más, a no despegarme de las páginas y perderme entre esos mundos hasta la madrugada.

¿Cuál es la razón detrás de tanto amor por leer en la noche? La respuesta es simple: el silencio.

Durante el día hay mucho ruido ya sea en las calles, en mi casa o en el entorno. Pero cuando llega la noche, las cosas cambian; todo está en paz, no se escucha nada y puedo ser capaz de leer sin distracciones, sin que nadie me llame ni que algún sonido enturbie mi imaginación.

Además de todo, leer en las noches es como un ritual antes de irme a dormir. Pongo música tranquila, todo en la casa está en oscuridad y silencio; me acuesto en mi cama, si hace frío me tapo con mi cobijas y preparo mi libro para disfrutar de él por cerca de tres horas.

Sí, me he dormido hasta las dos de la madrugada. Incluso hasta las cuatro y ¿saben qué? es delicioso.

Las noches brindan la paz que no hay durante el día

leer de noche

Mientras está el sol hay muchas cosas por hacer. Escribir, trabajar, salir, comer, platicar o escuchar. Pero durante las noches no existe nada más que la calma, armonía y ningún ruido. Eso es lo que de verdad amo de las noches: nadie me molesta, no existen pendientes; no hay nada en el mundo que me impida leer —tal vez el sueño cuando éste me vence—.

Y después de una dosis de imaginación y de otros mundos; la calma llega, el insomnio se va y puedo dormir plácidamente. Mi cerebro y cuerpo ya se acostumbraron a que leer por las noches es sinónimo de estar un rato en cama para relajarme y poder dormir.

¿Cuántos libros he terminado en la madrugada? Muchos, casi todos. Cierro las páginas y me quedo pensando en la historia que leí, en lo que me hizo sentir y, si es posible, llorar en silencio debido a un libro que me dejó muchas emociones y que me enterneció hasta las lágrimas.Lo bueno de la noche es que tampoco nadie me escucha llorar y puedo honrar el libro terminado como se merece.

Durante las noches existe más paz, las cosas cambian y los corazones se abren; por eso, pasar esos momentos junto a un libro, es una práctica sencillamente maravillosa, como mágica.

Puedo leer en cualquier momento, eso es indiscutible; pero leer de noche tiene ese misticismo, como una puerta que se abre a otros universos. Y eso sólo se puede sentir cuando no he cerrado el libro a pesar de que ya son las tres de la madrugada.Una puerta que no se abre hasta que todo el mundo duerme y no se escucha nada más que el pasar de las páginas y la música de fondo.

Y a ti ¿te gusta leer de noche? Cuéntame en los comentarios.

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