instantes
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Poesía: Instantes

Puedo contar con los dedos
los momentos en que de verdad fui feliz;
ojalá el reloj se detuviera
en esos efímeros segundos
en el que mi corazón se salió del pecho
cuando creí que en el mundo
no había maldad,
en esos momentos de intensa felicidad
en los que la sonrisa fue real
cuando mis ojos brillaban más
donde la crueldad y la sociedad
no existían más.

Esos pequeños instantes
donde el sol calentó mi cuerpo en el frío
al ver la sonrisa más bella
la caricia del amor más profundo
el abrazo de un mejor amigo
en mi piel el sabor de la naricita de un animalito,
caminar por las noches en silencio
las gotas de lluvia que mojan mis labios;
un beso dado con sentimiento
el chocolate derritiéndose al comerlo.

Ojalá el tiempo dejara de funcionar
cuando mi alma se sentía plena
al caminar en el atardecer
al sentir mi cuerpo palpitar
cuando una colita veo tambalear
esos minutos donde la melodía más bella logré escuchar
cuando un poema logré completar
la victoria en ese juego que no me deja en paz
los nervios donde un libro estoy por terminar.

Esos delicados segundos
en los que florecen las jacarandas cada año
en el que las hojas caen con el gélido viento
cuando la nieve fría toco mis dedos
el minuto en el que me rodeaste con tus brazos;
la plática nocturna con alguien amado
el avión aterrizando en el aeropuerto
verlos por primera vez en el escenario
caminar por esas calles japonesas que tanto adoro
comer hasta no poder moverme más
llorar cuando el silencio llega en un solitario templo.

Ojalá las manecillas dejaran de correr
cuando se me enchinó la piel
al verter lágrimas de placer
en ese sabor del apacible té
cuando mi primer libro de escribir terminé
y los vellos de mi piel se erizaron
por segundos que esperé retener,
en esos suspiros que no tienen nombre
esos pocos palpitares que la belleza de la vida,
el motivo de despertar todos los días,
el escribir y leer
la música que nunca me abandona
la mano entrelazada de alguien a quien amo
el saber que mi banda favorita existe
que te amé con locura
que a mi lado tuve al perro más fiel
la melancolía de recordar en este poema
y el hermoso atardecer
por fin me hicieron comprender.

 

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