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Reto 50 de 50 libros terminado

Al inicio de este años comencé con un reto de leer cincuenta libros en todo el 2019. La verdad es que no creí poder hacerlo por tres razones: porque no tengo los libros necesarios, que me llamen la atención ni dinero para comprarlos. Esas eran siempre mis limitantes y la verdad es que no me gusta leer en PDF o en el teléfono, por lo que le sumo una razón más.

Stephen King dijo en su libro “Mientras escribo” que un buen escritor debería leer entre sesenta y ochenta libros al año. Esto con la finalidad de ampliar el vocabulario, la creatividad y lógicamente, aprender de los que ya tienen una carrera hecha. Quise seguir su consejo y por eso realicé este reto. La verdad nunca creí que llegaría a completarlo hasta que conocí la biblioteca de la Fundación México Japón y logré sacar miles de libros; así como la biblioteca de mi hermana y pedirle un ciento más. Sin esos libros prestados, la verdad es que nunca lo hubiera podido lograr.

Entre placer y tormento

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Pero no todo fue hermoso. La mayoría del tiempo sí porque leía libros japoneses; pero existieron títulos que no aventé por la ventana porque dije “no, son mis libros preciados. No los puedo maltratar. Pero se lo merecen.” Estos fueron Ana Karerina de Leon Tolstoi , Cumbres Borrascosas de Charlote Bronte, Silber: El primer libro de los sueños de Kerstin Gier y Luz y oscuridad de Natsume Soseki.

También existieron algunos que estuve a punto de dejar abandonados, pero que al final no fueron tan malos y los llegué a disfrutar: El Rumor de la Montaña de Yasunari Kawabata, Soy un gato de Natsume Soseki, Convénceme de vivir de Gaby Pérez Islas y Madame Bovary de Gustave Flaubert.

Pero hubieron algunos que fueron una obra de arte, que amé demasiado y que se volvieron mis favoritos del años. Como por ejemplo: Si los gatos desaparecieran del mundo de Genki Kawamura, Kokoro de Natsume Soseki, Recuerdos de un callejón sin salida de Banana Yoshimoto, El abanico de sea de Lisa Lee; Vida de una Geisha de Iwasaki Mineko, El libro del té de Okakura Kakuzou y otros más. De estos haré una entrada especial reseñando cada uno de los libros. Me pregunto cuál será el libro ganador de este año. La verdad es que ya tengo la respuesta jeje.

Por supuesto estuvieron aquellos que me dejaron un buen sabor de boca y que me hicieron pasar buenos y dulces momentos mientras los leía: Sentido y sensibilidad de Jane Austen, Diario de viaje de Matsuo Basho, Jane Eyre de Charlotte Brontë; Lágrimas de sirena de Eliu Solís, La chica del tren de Paula Hawkins y La piscina de Yoko Ogawa entre otros.

La verdad es que hice un poco de trampa

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Leí los cincuenta libros. Eso no es mentira, pero sí cambié un poco la lista de donde saqué el reto. La lista original la pueden encontrar aquí y como pueden ver, cambié nombres de autores, países; a algunos les quité el siglo que me pedían y otros, como el de “debe llevar la palabra mono” lo cambié por otro animal: elefante. Fueron cambios pequeños, pero que traté de llevar al cien por ciento y la verdad fue muy divertido.

Iba a la biblioteca y me ponía a buscar los años en que fueron escritos los libros, el siglo o si correspondía con lo que se me pedía. A veces un libro me llevaba a otro punto de la lista y lo colocaba ahí. Otros me costaron trabajo encontrar y pocos los metí un poco a la fuerza como El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas de Haruki Murakami o Si los gatos desaparecieran del mundo de Genki Kawamura (este último no tengo ningún amigo que lo haya leído).

También hubieron libros que se colaron sin que yo lo pensara o pretendiera leerlos. El caso fue de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry ya que éste lo leímos en mi club de lectura. También está Convénceme de vivir de Gaby Pérez Islas, un libro que me regalaron y dije bueno, lo puedo meter en el de bestseller.

Algunos me costaron un trabajo impresionante porque yo estaba terca de querer puros libros japoneses. Este es el caso de Luz y oscuridad de Natsume Soseki que no supe que había sido publicado de manera póstuma hasta que leí la sinopsis en el que decía que, incluso, no se había terminado de escribir. Este fue uno de los puntos que más me costaron y que busqué con desesperación.

Una experiencia maravillosa

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Ir a la biblioteca o pedirle a mi hermana libros fue de los más satisfactorio que realicé gracias a este reto. Me fascinó buscar los libros que me pedían, acoplar el reto a libros japoneses, conocer más autores y meterme más al mundo literario de Japón que tanto me gusta.

Fue hermoso andar con mi lista por todos lados para ver si veía un libro que se adaptara a los libros que me hacían falta; tachar sus nombres cuando ya los encontraba, leerlos y disfrutarlos aunque no todos fueran de mi completo agrado.

Una experiencia deliciosa el haber leído cincuenta libros por primera vez y el haber conocido diferentes géneros literarios de los que podría sacar partido para escribir como ellos.

La lista cambió conforme pasó el año. Al inicio tenía el ochenta por ciento de los libros que iba a leer, pero conforme pasó el tiempo y las bibliotecas llegaron a mí; la lista cambió por completo. La mayoría fueron títulos japoneses y estoy muy feliz y orgullosa por ello.

Me pasaba una o dos horas recorriendo los estantes de la biblioteca, buscando en internet; leyendo la ficha bibliográfica de los autores o del mismo libro para saber si correspondía con mi lista. A veces me frustraba porque el libro que me interesaba no entraba en el reto; pero en otros momentos me llenaba de victoria y la verdad es que no me arrepiento. Vuelvo a repetir, conocí autores maravillosos que se han convertido en mis favoritos.

¿Qué es lo que sigue?

La verdad no sé si vuelva a hacer un reto de este tipo el siguiente año. Tengo ganas de leer lo que se me pegue la gana sin tener que estar apegada a una lista que, de seguro, voy a modificar. Fue muy gratificante, sí. Conocí y aprendí mucho, también; pero aún no estoy segura de si lo volveré a hacer.

Por otro lado, ¿qué haré este mes y medio que falta por terminar el año? Pues leer. Ya no tengo nada que me impida sostener el libro que quiera, tachar en la lista y esperar a que se complete el reto. Tal vez llegue a leer más de sesenta libros este año, no lo sé; pero la felicidad y el orgullo por mí de completar este reto me tiene muy emocionada.

No quiere decir que no haya leído con placer. Claro que lo hice; pero ahorita, sin ataduras, dejaré que mis lecturas fluyan a su tiempo. El siguiente año iré por la misma cantidad o más. No bajaré de cincuenta libros. Total, ya tengo una biblioteca japonesa llena de historias que esperan a ser leídos por mí.

La verdad es que si mi vida pudiera ser así, leer todos los días, todo el día yo sería; inmensamente feliz.

Y tú, ¿cómo vas con tu reto de este año? ¿Ya lo completaste? Cuéntame en los comentarios.

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