
Microcuento #11: sueño eterno
Cuando miré el cielo oscuro, le recé a las estrellas para que cumplieran mis deseos. De la nada, una de ellas se desprendió y calló con un sonido parecido al del metal. Rodó por el suelo hacia mis pies. Sus bordes puntiagudos se le cayeron al estrellarse contra el piso y se alisó de una manera redonda, perfecta y brillante. Sostuve con mis manos su figura; su tacto era tibio, casi frío. Abracé su calor y deposité todo mi amor dentro de ella. La devolví al firmamento, al lugar donde pertenecía. Ahora la miro como si fuera una luna, grande, luminosa; aquella que contiene mi sueño eterno dentro de ella.

