estudiar sobre la escritura
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La forma más bonita de estudiar sobre la escritura es leyendo

En un blog de formación para escritores que sigo habitualmente, escribieron un post sobre por qué deberíamos, los escritores, de llevar un diario de lecturas. Se me hizo interesante, algo que probaré después y que, por supuesto, haré su debida entrada.

El punto es que entre el texto, me encontré con la siguiente frase:

“Pero el conocimiento no se adquiere de un día para otro. Y no puedes ser un buen escritor sin horas de práctica, de estudio y de lectura (que es la forma más placentera de estudiar que puede encontrar un escritor).”

Cuando la leí, me contagió de mucha emoción. Sé que el pilar para una buena escritura —y para ser buen escritor— es leer mucho. Algo que ya he es habitual en mí y que disfruto infinitamente. Y aunque también sé que la práctica de la lectura me forma como escritora, por momentos siento que pierdo el tiempo o que leer tantos libros no me lleva a ningún lado.

Cuando leí esta frase, sentí que unas piezas dentro de mi encajaron. El leer tantos libros y que le invierta mucha parte de mi día a día, no sólo es por el hecho de pasar un momento agradable, de querer desconectarme del mundo y porque me encanta leer; es porque también estoy estudiando. Aunque no lo parezca.

“La realidad es que los grandes escritores siempre han tenido por costumbre pasar una parte importante de su tiempo leyendo.”

¡Y qué revelación! No estoy perdiendo el tiempo; me estoy nutriendo, aprendiendo y descubriendo nuevas maneras de contar una historia. Genero nuevas ideas, reviso el estilo del escritor y, por supuesto, disfruto con cada línea y con el hecho de tener un libro físico en mis manos.

La forma más bonita de estudiar sobre la escritura es leyendo

estudiar sobre la escritura

Puede que no lo parezca y, en serio, a veces me siento culpable de tener un libro en mis manos cuando debería de estar “trabajando” o “estudiando”. Pero, ¿no es algo que estoy realizando cuando leo? Mi mente lo comprendía de tantas veces que lo leí en blogs, de mis maestros y de los talleres que he tomado. Entonces, ¿por qué me llegaba ese sentimiento de “no estás haciendo nada”? En primera tiene mucho que ver con la idea que tienen muchos de que escribir no es un trabajo, no es visto como algo que merece su tiempo o no se le da el valor. Ya hablaré de esto en otra entrada, porque me ha pasado. Incluso hasta me da vergüenza decir que mi trabajo consiste en escribir.

Ahora, si eso sucede con la escritura, imagínense con la lectura. Si al escribir no estoy haciendo nada y no es trabajar; leer entonces es un pasatiempo, un hobbie; algo para matar el tiempo. Y aunque sí puede llegar a serlo, la verdad es que para mí, la lectura va más allá. Amo leer, es lo más hermoso que el ser humano se inventó y sin los libros yo no encontraría un sentido. Así como lo expresa Dazai Osamu en una de sus historias:

“Si me quitasen la lectura, al no haber tenido muchas experiencias reales, lloraría. Dependo mucho de lo que aparece en los libros. Cuando leo uno, tiendo a entusiasmarme y a simpatizar automáticamente con la historia y suelo adaptar su contenido a mi vida cotidiana, y luego, cuando leo otro libro, cambio totalmente mi mentalidad.”

También la lectura tiene fines de aprendizaje. Es una parte de mi trabajo. Del trabajo de escribir.

Leer, para un escritor, no es perder el tiempo

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Incluso escritores reconocidos como Stephen King y Haruki Murakami lo recalcan en sus libros: para ser un buen escritor hay que leer, y leer mucho.

Pero cuando me ven leyendo o “perdiendo el tiempo” me entra una especie de angustia y dejo el libro de lado y mejor me pongo a hacer cualquier cosa en la computadora, a escribir por obligación o hacer lo que sea.

La lectura es terapia para mí, me ayuda en los días negros, grises y rojos; pero también me enseña a contar historias. ¿Cómo voy a aprender a escribir si no leo algo que un escritor logró plasmar en un libro? Existen talleres de creación literaria —incluso yo doy uno—; blogs de personas que dan técnicas, consejos y tips. Pero creo que, la mejor manera de aprender a escribir, es a través de leer algo que otra persona ya realizó lo que yo tanto quiero: escribir un libro. Puede ser literatura buena o mala, eso no importa; la verdadera razón de leer es ampliar vocabulario, sacar ideas; revisar la manera en que el autor transmitió el mensaje que deseaba plasmar.

Leer, para un escritor, no es perder el tiempo. Es una manera de contagiarnos de letras, de inspirarnos y conocer puntos de vista distintos. Aprender a mostrar nuestros pensamientos y la mejor manera de hacerlo. Adquirir nuevas palabras, mensajes; ver la construcción de una frase. La lectura, para alguien que escribe, es una herramienta como el martillo para el albañil, el metro para el arquitecto; las tijeras para el peluquero.

Y sí, leer es un trabajo, una escuela puesta en papel. Y vuelvo a rectificar: escribir es un trabajo.

Es por eso que la forma más bonita de estudiar sobre la escritura es leyendo. Es conocer a los grandes y a los no tanto para educar nuestra escritura. Si me ven leyendo no sólo es porque disfruto plenamente del acto de la lectura. Tampoco es porque los libros son mi vida; también es porque estoy estudiando y trabajando en ser, cada día, una mejor escritora.

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