
Poesía: Sonido
Escondido estaba aquel sonido
era incierto, misterioso
jamás había sido escuchado
hasta que un día despertó
salió al mundo para entonar
y enamorar con sus vibraciones
el oído del único escucha
aquel cuyo corazón
esperaba congelado en la neblina.
Esa melodía desconocida
resurgió un día ya lejano
dejó la oscuridad y la duda
como aquel lampo
que se dibujó en el firmamento
y con su celestial canto
revivió un alma en pena
para hacerla sonreír;
descubrir que existen poemas en una voz
emociones dentro de un corazón.
El espíritu que antes divagaba sin rumbo
lleno de tristeza y cubierto de maleza
ahora camina en busca de aquella música
que como el arrebol se dibuja
que como el petricor se difumina
en sus sentidos que jamás habían presenciado un sonido
tan celestial, tan divino.
Anda en la caza de una nueva composición
un concierto lleno de instrumentos
violín, cello y tal vez un contrabajo
tañidos graves y dulces que su oído abrace
sentimientos venustos que calienten su cuerpo
que generen en esa gélida alma sin camino
una risa que no se escuchaba desde hacía tiempo.
¡Oh, profundo sonido, atiende mi llamado!
¡Vuelve a entonar tu canción!
¡Deseo escuchar de nuevo tu música!
El espíritu clandestino llama desde su sueño
serendipia de un eco mágico y eterno
¡Vuelve a entonar tu canción!
¡Ansío revivir eternamente con tu voz!

