
Al no poder escribir, dibujo
Se supone que un escritor debería de escribir diario, no importa si es una frase o una entrada en el blog o en su diario personal. Yo lo hago, pero a veces me siento tan vacía por no hacer algo más que presiento que mi creatividad se está malgastado porque no tengo “ganas, inspiración, cerebro” para escribir.
Cuando estoy en estas situaciones busco algo creativo para hacer y así inspirarme. Normalmente leo, pero eso es ya de todos los días. Entonces, ¿qué hago? Dibujo.
No soy ilustradora ni conozco técnicas de acuarela —que me encantaría—. Tampoco soy buena dibujando, pero desde que ilustré mi libro Espejismos, mantuve un estilo propio que me gusta. Es sencillo, pero al mismo tiempo, a mí me gusta mucho. Por eso dibujo este tipo de niñas sin rostro y sin nada especial, pero que retratan cosas de mi mundo que me gustan o que siento.
A veces trato de hacer dibujos más japoneses o flores; cosas sobre el té, libros o el cielo; lo que sea para sentirme bien.
Y si lo que quiero es ponerle color a algo, lo que dibujo son mandalas. Tengo un libro de mandalas japonés que tiene unos patrones muy bonitos. Además de ponerle color y ayudarme a la creatividad, me ayuda a bajar mis niveles de estrés o de ansiedad.
Y si ya nada de esto me funciona, me pongo a ver Pinterest o ilustradores en Instagram. Lo que sea que le dé un poco de color a la negrura que a veces me rodea o para inspirarme a hacer dibujos parecidos o hasta parea escribir alguna historia.
Creo que todo lo artístico me ayuda a sentirme mejor. Por eso no dejo de escuchar música nueva; y aunque me encantaría poder tocar un instrumento o ser una mejor ilustradora, cuando no tengo ganas de escribir, lo que hago es dibujar.

