Susurros del corazón
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Reseña: Susurros del corazón

Las películas de Ghibli son de mis favoritas así como las de Disney: siempre las veo y no me aburro. Además, las de Ghibli tienen mensajes bonitos, sencillos y tiernos, por lo que, cuando siento que necesito una dosis de algo lindo en mi vida, siempre recurro a una de sus películas.

Susurros del corazón es un filme que ya había visto hace tiempo, pero que no recordaba la trama. No recordaba lo mucho que me gustaba. ¿Por qué? Porque habla del amor por los libros y el esfuerzo que significa el escribir un cuento.

Como Netflix tiene todas las películas de Ghibli, he estado viéndolas otra vez y cuando tocó el turno de Susurros del corazón, reviví esa pasión que tengo por la lectura y el empeño que cada día de ofrezco a la escritura.

Susurros del corazón

Susurros del corazón

La película trata de una Shizuku, una chica que ama leer. Su papá trabaja en una biblioteca por lo que, siempre saca nuevas novelas y se sumerge en ellas todo el tiempo posible. Un día se da cuenta de que, en la ficha de préstamo de todos los libros que ella lee, aparece el nombre de Seiji Amasawa. En otras palabras, él ha leído los mismos libros que ella saca. Eso hace que se ilusione y se enamore de ese joven que no sabe quién es.

Casi al mismo tiempo, empieza a relacionarse con un chico de su escuela llamado Seiji. A ella no le cae nada bien porque siempre la molesta, pero, bueno… sabemos lo que eso significa.

Una tarde, al ir a la biblioteca, se encuentra con un gato dentro del vagón del tren. Ella lo persigue por todos lados hasta que llega a una tienda de objetos “de segunda mano”. Es como un lugar lleno de magia, en especial una estatua de un gato llamado Barón el cual está vestido con elegantes ropas, sombrero de copa y un bastón. Shizuku siente una atracción por el muñeco y por el lugar, tanto que visita la tienda cada vez que puede, sólo para darse cuenta de que el dueño, un señor muy amable, es el abuelo de Seiji.

Poco a poco los dos empiezan a tener un acercamiento más íntimo, incluso él le confiesa que desea estudiar violín en Italia y que talla violines desde cero. También, se percata de que él es el Seiji que tanto le atraía, por lo que, los sentimientos, empiezan a florecer. Es en ese momento cuando ella se da cuenta de que le gustaría esforzarse tanto como él, encontrar aquello que le apasiona y dedicarse a ello: la escritura.

La tormentosa belleza de escribir

Susurros del corazón

No todos los lectores son escritores, pero sí todos los escritores son lectores y es algo que la película nos enseña de una manera preciosa.

Shizuki le dedica todo su tiempo, incluso hasta en las clases, a la escritura de su cuento Susurros del corazón. Es una historia donde Barón es el protagonista. En él cuenta la existencia de una piedra preciosa y la historia junto con su prometida, una gatita blanca y elegante como él.

Shizuku empieza a tener malas calificaciones en la escuela y se la pasa encerrada en su habitación sin dejar de escribir ni un día. Sus padres se preocupan, pero cuando ella les explica que es un secreto que la ayudará a definir su futuro; sus padres la comprenden y la dejan hacer su trabajo.

Cuando ella termina el cuento, se lo enseña al señor, el dueño de la tienda de antigüedades. Él era el único que sabía sobre el cuento de Shizuku y el primero en leerlo.

Ella muere de miedo porque sabe que su cuento no es el mejor del mundo y cuando recibe la crítica del abuelo de Seiji, ella llora porque sabe que no ha hecho un buen trabajo a lo que el señor le responde: con este cuento sacaste la piedra preciosa que está en tu interior, sólo falta pulirla para que llegue a brillar. ¡Esa es la esencia de la escritura! Al inicio puede que escribamos algo que no tenga forma o que le hagan falta muchas cosas; pero, así como una piedra preciosa encerrada en una roca sin forma, hay que pulirla y pulirla hasta que esté lista, hasta que brille y sea la  gema más hermosa de todas.

Por eso adoro esta historia.

La enseñanza de leer y escribir

Susurros del corazón

Recuerdo que, cuando la vi la primera vez, me motivo tanto a escribir que me puse a trabajar en varios cuentos. Esta vez no fue la excepción. Creo que en estos momentos, en los que mi creatividad literaria es nula e inexistente, ver la película me llenó de mucha emoción y anhelo por hacer lo que más amo en esta  vida: leer y escribir.

La idea de que en las papeletas de los libros estuviera el nombre del mismo chico se me hizo algo romántico y poético. Cuando él le enseña el violín y ella decide esforzarse en escribir, es algo revelador, algo que llena el vacío con el que vivimos día con día. Me hizo recordar el momento en el que supe que yo quería dedicarme a mis libros, a enseñar sobre la belleza de la escritura y vivir de la literatura. Tardé 28 años en darme cuenta de que era eso a lo que me quería dedicar y, con la película, reforcé ese sentimiento.

Me encanta la manera en que ella escribe sin parar y siente que lo que hizo es una basura para después darse cuenta de que hay mucho por trabajar. Eso me pasa siempre. Pienso que lo que escribo no sirve y que soy mala; pero cuando empiezo a hacer las millones de revisiones —que siguen sin gustarme— esa piedra se convierte en una joya. Pulir y pulir hasta que brille por sí sola, pero el trabajo lo tengo que hacer yo.

Si eres amante de los libros y te encanta escribir, Susurros del corazón es una película preciosa que te encaminará al precioso mundo de los libros y que te ayudará a comprender lo que es la escritura en realidad.

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