Vida Diaria

Día nacional del libro y día de las librerías

El 12 y 13 de noviembre se juntaron dos festividades importantes para los lectores: En México el Día nacional del libro y día de las librerías respectivamente.

Como todos los años, los celebro comprando libros. En primera porque amo los libros, eso es indiscutible. En segunda porque las librerías son como un paraíso. Sin ellas no podría comprar tantos ejemplares tan bonitos y ampliar mi biblioteca.

Le tengo un cariño distinto a las bibliotecas y a las librerías. ¿Por qué? Porque en la primera encuentro libros que han sido leídos por alguien más, libros que han compartido una historia con otra persona. Y en el segundo están libros recién nacidos que esperan a que se les arrebate el empaque transparente para iluminar la vida del lector.

Por otra parte, ese olor a libro nuevo es delicioso, es una droga. No sólo comprar y comprar, sino pasar tiempo oliendo los diferentes aromas que posee cada libro —porque cada libro tiene su propio aroma—.

La sensación de entrar a una librería porque quieres un libro y al final sales con dos o tres más no tiene precio. Bueno sí, el precio es quedarte sin dinero, pero sí con muchos libros y eso, creo, es lo importante.

Como dijo Hermione, hay que ver las prioridades y a veces prefiero tener libros que comprarme algo de comer… Bueno, no. No estoy tan loca.

Este día iba por uno en especial: Pedro Páramo de Juan Rulfo para un club de lectura. Pero, como es normal, se me pegaron libros japoneses:

  • Lo bello y lo triste de Yasunari Kawabata
  • Tinieblas de un verano de Takeshi Kaiko
  • Los atajos de Yuko de Yu Nagashima
  • Los restos del día de Kazuo Ishiguro
  • Sueño profundo de Banana Yoshimoto

Y me regalaron Las gemealogías de Margo Glantz.

Me da mucha felicidad que en México el Día nacional del libro y día de las librerías estén tan juntos, tan unidos porque son parte de la misma razón de existir.

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