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Vida diaria: Recibir libros durante el confinamiento
El COVID-19 llegó para desestabilizar a todos. Nos pegó de una u otra forma. Algunos se volvieron locos, otros entraron en ansiedad; algunos —como yo— caímos en depresión y empezamos a no hacer nada. Y todavía no termina. En estos tres meses he tenido todos los padecimientos del mundo: ansiedad, tristeza, depresión, enojo, flojera y desaliento. Aunado a mi enfermedad, el confinamiento me ha puesto en un espacio entre la espada y la pared. Ese espacio en el que no quiero hacer absolutamente nada, donde me desaparecí de mis redes sociales, dejé de escribir y hasta de leer. Pero también el otro lado, el no dejar mis proyectos, escribir aunque…